Prólogo
Elemental Archemist
La
noche era fría, demasiado fría para principios de septiembre cuando
normalmente el calor del verano aún se niega a desaparecer del todo.
Eleanor de la villa de Solaris había sido desposada hacía un par
de semanas con Salomón de la villa Lunae, normalmente dichas villas
se había mantenido alejadas una de la otra no por diferencia de
guerras, aunque no se llevasen bien del todo, sino por costumbres
diferentes, gentes diferentes y no solían mezclarse. Entonces un
buen día Salomón salió de caza al bosque de Los mil días, su
nombre era literalmente porque una magia antigua habitaba en dicho
bosque que hacía que te perdiera si no tenías el suficiente poder
para no dejarte engatusar por dicha magia y sus entidades, Salomón
por supuesto era muy poderoso tanto era así que era temido hasta la
saciedad, se decía que había tenido varias vidas, que era inmortal,
cuando se sabía que los Alquimistas de la villa podían vivir
milenios pero no se sabía que fueran inmortales. Estando en el
bosque de caza encontró a Eleanor que incitada por su juventud
decidió adentrarse y se perdió sino llega a ser por él, lo más
seguro es que hubiese acabado vagando por el fin de sus días
En
ese instante se dice que surgió la chispa y las dos villas
comenzaron a hablarse más.
Así
es como al cabo de un mes dieron la noticia de casarse pero en ese
momento dos semanas después de casarse Eleanor se sentía ultrajada,
no entendía cómo podía haberse casado con un hombre así, no podía
entender lo que estaba diciendo, lo que quería hacer pero que la
perdonase Gaia sino lo amaba aún a pesar de todo. La estaba mirando
con su oscura mirada solemne, que brillaban con la chispa de la
avaricia y el triunfo, su melena larga y oscura estaba recogida en
una coleta floja de la cual salían mechones dándole un aire más
informal, más aún vestido con unos
pantalones
holgados negros y una camisa beige remangada hasta los codos y medio
abierta por el pecho, creía que la tenía en sus manos y siempre lo
haría por más que le pesara. Pero lo que le estaba diciendo era
demasiado, iba contra natura.
-Salomón-
dijo midiendo sus palabras con cuidado, mirándolo con precaución,
las facciones bellas de él se tensaron con el tono de voz que ella
estaba usando- ¿cómo puedes pedirme esto?
-¿Qué
es lo que no entiendes Eleanor? Si hacemos eso será hermoso,
piénsalo- dijo con un desdén que empezó a ponerla nerviosa-
seríamos los más superiores en la villa Lunae, porque ahora es a
donde perteneces, no importa que tu padre fuera un Antiguo con cargo
en el Círculo en la otra villa, al casarte conmigo, me perteneces.
A
Eleanor le recorrió un escalofrío al escuchar esas palabras, que
sonaban más como una sentencia que como una bienvenida a la familia,
la estaba mirando como si fuera una joya, una joya de la cual no se
puede desprender porque… sencillamente tiene un uso útil para sí,
más que como a una persona de carne y hueso, más que como su
esposa.
-Se
adonde pertenezco Salomón, no me casé contigo por nada pero… ¿eso
no es ir contra las normas? ¿Qué dirán el resto de alquimistas
menores?
-¡Me
importan una mierda los Alquimistas menores!- bramó enfurecido, en
ese momento supo que era un error haberlo mencionado, siempre supo
que él tenía en mente grandes estándares pero nunca tan altos,
nunca tan revolucionarios- esto se trata de tú y yo, se trata de
mejorar todo, se trata de que llevemos las riendas de todos esos
ancianos con ideas retrasadas, deberíamos ser nosotros los que
estemos en la cima, no ocultándonos de los humanos o pasando
desapercibidos o trabajando
como
esclavos para ellos. Deberíamos crear, evolucionar. Y si hace falta…
acabar con alguna que otra molestia.
-¡Salomón!-
gritó horrorizada por lo que estaba insinuando- no estarás hablando
en serio ¿no?
-Sabes
que siempre hablo en serio, he dicho en serio lo que te he pedido
también, ¡y lo vas a hacer!- le gritó poniendo estratégicamente
una mano en su garganta- eres mi esposa, es lo que me debes, lo harás
por mí, ¿verdad amor?
-¿Cuál
de todas las cosas?
-Quiero
que engendremos un hijo y lo modificaré genéticamente con la
alquimia, ¿sí?- dijo más como una confirmación que como una
pregunta, derrotada Eleanor no tuvo más remedio que aceptar,
mientras él atrapaba su mirada ambarina y acariciaba su pelo del
color del caramelo, empezó a descender su mano hasta su pecho, a
ella se le aceleró el corazón y la echó hacia atrás en la mullida
cama de seda roja. Su fornido cuerpo se alzaba sobre ella y le
atrapaba los labios con un deseo que ni siquiera sabía que existía.
Pasó su mano por el duro pecho de él donde pudo apreciar a través
de la camisa ahora abierta el tatuaje del loto azul y negro símbolo
de la villa a la que pertenecía y que sólo la gente de la realeza y
nobleza les salía de nacimiento. Y su deseo aumentó por la forma
en que se amoldaba todo él en sus manos.
Antes
de sucumbir al placer su último pensamiento fue que le perdonaran
por lo que estaba a punto de hacer y que ojalá todo esto no fuese el
error más grande de su vida.
***
Horas
después Salomón permanecía despierto en el balcón de sus
habitaciones, vislumbró a Eleanor entre las sábanas dormitando sin
percatarse de nada. Parecía que todo había salido bien.
Eleanor
era fácil de manipular por su amor por él, no es que no le gustara
la muchacha era solo que… sus estándares, anhelos y deseos eran
más importantes que todo, que el amor, que la pena, hasta que su
propio hijo, sólo que éste sí iba a ser importante, con este
podría conseguirlo todo de una vez por todas, siempre fue poderoso,
uno de los líderes natos de los suyos pero quería más. Y lo
conseguiría.
Si
lo de su hijo salía bien significaría que había posibilidad de
evolución aunque tenía lástima por él y por cómo acabaría.
Definitivamente su existencia marcaría un antes y un después y
sería ideal para… futuros como él. Solo tenía que encontrar a
parte las herramientas adecuadas. No podía permitirse cometer más
errores.
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